En la actualidad hay entre 300.000 y 320.000 viviendas de segunda mano en venta.
Un estudio de la Universidad de Barcelona afirma que el número de viviendas sin propietario alcanzará el millón antes de que termine el año.
El gobierno se ha de decidir entre, apoyar a los constructores (reavivando el mercado inmobiliario) para que sigan edificando viviendas o canalizar medidas para que se abaraten precios y préstamos hipotecarios. Cualquiera de las dos opciones está atestada de escollos.
Ajustar el mercado inmobiliario puede llevar a destruir cerca de 700.000 empleos entre este año y el que viene. Según un informe del Centro de Predicción Económica de la Universidad Autónoma de Madrid y la asociación de empresas de trabajo temporal Agett, por cada 100 millones de euros invertidos en construcción se generan 1.372 empleos directos y 1.193 empleos indirectos.
En cuanto a la medida del sector financiero, parece ser que los bancos y cajas no están por la labor. Sin ir más lejos esta semana anunciaban un endurecimiento en la concesión de créditos a las empresas. Para un particular hace un año sólo era necesario tener una simple nómina mileurista o menos.
Con estos datos el Gobierno tiene que tomar una complicada elección.
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