Corren malos tiempos para pedir confianza a los ciudadanos. Nadie se fía de nadie; ni las entidades financieras entre sí, por lo que no se prestan dinero; ni los bancos y cajas, de las empresas y consumidores, a los que no conceden créditos porque tampoco tienen “pasta” disponible.
Es sospecho el clamoroso silencio de unos sindicatos subvencionados a costa de los presupuestos públicos, mientras montones de pequeñas empresas cierran y miles de trabajadores se van al paro.
Patronal y sindicatos llevan varios meses, practicando el dialogo social con la crisis económica como tema central; ¿Qué acuerdos han suscrito? Nada ha transcendido a la opinión pública. Nada, es un resultado muy pobre para la excepcionalidad de los acontecimientos.
Debemos deducir que no hay progreso, que están estancados en un callejón sin salida y no saben cómo reaccionar a las necesidades del momento. La situación requiere trabajar unidos, tanto los responsables del Gobierno, oposición, sindicatos y patronal deben ponerse de acuerdo que, las cargas deben ser comunes a todos, aun más para aquellos que sacaron cuantiosos beneficios. Los Gobiernos con los impuestos del conjunto de los ciudadanos no pueden ser el salvavidas de los codiciosos. Habrá que revisar el liberalismo económico tras lo que hemos podido comprobar en EEUU. Tapar los agujeros abiertos por tema hipotecario. No es razonable en una economía que exige la aplicación de las “infalibles” leyes del mercado, No lo han sido. Y así hacen su agosto; psiquiatras y psicólogos del mundo entero. Mientras los bancos siguen presentando beneficios; “Banesto registró un beneficio neto atribuible de 653,87 millones de euros en los nueve primeros meses de 2008”.
Los ciudadanos esperamos que los grandes banqueros de este país hablen trasmitiendo esa confianza que piden a empresas y familias.
Abrir un poco el grifo del dinero no vendría nada mal para reactivar la confianza.
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