El sector de la automoción busca salidas a la “crisis”, según parece la intención es prevenir más pérdidas de puestos de trabajo.
Una solución es congelación de salarios (de los trabajadores naturalmente, la cúpula directiva puede estar tranquila) otra es prejubilaciones y despidos (bueno…, eso que ellos dicen, “no renovar el contrato”) de trabajadores temporales. Algún ERE y bajas “voluntarias” como se hacía antes en la antigua mili obligatoria “un paso adelante el voluntario para limpiar letrinas…” todos daban un paso atrás y ahí tenias al tonto victima de turno.
Los inteligentes empresarios del motor, primero quieren ver las suculentas ayudas que les van a inyectar para calmar al personal que anda revuelto por la posible huida de empresas, deslocalización (o podríamos decirle descolocación ya que algunos no saben dónde esconderse).
Aparecen modelos y proyectos de futuro como churros (parece que antes de, "el desplome económico" fabricar lo de siempre ya estaba bien). Bueno… entonces no son proyectos, en realidad todo lo que se propone ya estaba previsto llevarlo adelante; aumentar la producción y reducir costes, lo que pasa es que aprovechando que dicen por aquí y por allá que hay crisis, hay que aprovechar el filón de acongoja miento general para exprimir a gobiernos y trabajadores.
Entre tanto los “pájaros” oportunistas de malos augurios, dejan caer consignas a la eterna batalla de ganar a los trabajadores conquistas históricas en derechos sociales y laborales. A ver si de una vez por todas acaban sucumbiendo los sindicatos al discurso de renovación (despido libre) o cierre patronal (me llevo lo que he ganado y monto el negocio en nuevas tierras de acogida).
Pues ya está el dado lanzado y las cartas sobre la mesa, el tira y afloja de siempre; el culpable de todo son los trabajadores y sus salarios. Esos mismos que durante más de diez años debían moderar sus desmedidos salarios sub-mileuristas para no inflar la inflación (cosa mala) y que ahora deben moderar aún más sus mini-sueldos porque las previsiones de benéficos empresariales van a la baja (cosa muy mala) y los directivos se ponen nerviosos cuando la voz popular reclama moderar sus excesos.
Con una inflación que no tiene peligro de iniciar una remontada a corto ni largo plazo (veamos como ejemplo al amigo Jean Michel Trinchet haciendo lo impensable; bajar los tipos por debajo de lo que sus sagrados principios financieros le prohibían hace menos de un año) los que han llenado sus bolsillos de beneficios años atrás mientras pedían responsabilidad y moderación a sindicatos y trabajadores ahora vienen de nuevo con las rebajas.
A ver que no lo hemos entendido, si va bien moderen sus pretensiones para no desestabilizar las cuentas del entra y sale de la caja empresarial y, si va mal moderen sus pretensiones porque hay que ser responsables en la peticiones para que siga entrando dinero en la caja empresarial.
Y el trabajador se pregunta; ¿a mí cuando me toca? Pues mire a usted…nunca.
De eso se trata; de tener siempre un motivo más importante que subir su mísero salario por el bien supremo de la macroeconomía.
Según este año la inflación prevista es un 2% (Banco Central Europeo)
Lo más lógico sería mantener el poder adquisitivo de las familias para potenciar el consumo… pues, no.
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) propone un incremento salarial máximo del 1 %.
La CEOE, considera la moderación salarial la mejor garantía para mantener el empleo. Para la patronal, un aumento salarial que no tenga en cuenta la crisis causaría pérdidas de competitividad y una mayor destrucción de empleo. La patronal ha redactado un documento que será remitido a las organizaciones sectoriales y autonómicas para que lo apliquen en sus negociaciones. Sus propuestas:
Salario a la baja, que los convenios incluyan cláusulas de garantía salarial con incidencia negativa, de forma que, si el IPC real se sitúa por debajo de la previsión, la subida salarial acordada también baje.
Que no haya cláusulas de revisión salarial cuando el incremento pactado ya comprenda el 1 %.
Vamos que más de lo mismo con los mismos protagonistas de siempre y un aliado poderoso cerca de 4 millones de parados que han sido despedidos al amparo de una crisis financiera de los que se han estado forrando mientras el resto moderaba sus pretensiones de mejora salarial durante años de bonanza.
El mayor sacrificio recae en los trabajador con sueldos más bajos, más justo seria una subida salarial proporcional escalonada, empezando por los salarios más bajos, reduciéndose o en algunos casos congelándose cuando llegara a consejeros y directivos con ingresos desproporcionados.
Por supuesto algo así nunca seria propuesto por los dirigentes de la patronal.
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