Un error habitual es poner más información de la necesaria en el currículo. Sin embargo, para destacar frente al resto no hace falta presentar un documento rimbombante, sino más bien lo contrario.
Hay que tener en cuenta que las empresas dedican medio minuto a mirar el currículo de los aspirantes, por lo que conviene destacar solo lo imprescindible, y utilizar palabras 'clave' que capten la atención del seleccionador. Aquí van unos consejos para cuidar tanto la forma como el fondo de este documento clave:
Frases cortas. No es mejor un currículo con largos y cuidados párrafos. Para conocer la experiencia de un profesional, las empresas prefieren dos palabras mejor que una línea. Así que, está fuera de lugar incluir enunciados como: "Quiero mostrar mi interés en su oferta debido a…", "Debe saber que…", "Mi función como coordinador consistía en…". Es preferible hacer una síntesis: "Coordinador. Funciones:…"
En tiempo presente. Algunos verbos de acción como 'enfocar', 'consolidar' o 'promover' son bienvenidos. Y también el uso del tiempo presente, incluso para referirse a trabajos anteriores. En lugar de decir "Fui responsable del departamento administrativo…" o "supervisé informes bajo la dirección de… ", es mejor poner: "Responsable de…" o "Supervisión de informes…".
Evitar la 'paja'. Autocalificarse con adjetivos como 'emprendedor', 'maduro' o 'dinámico' no resulta muy adecuado. El empresario prefiere tener una visión objetiva del aspirante, a través de una carta de recomendación, por ejemplo. Y en el apartado de estudios, el consejo es destacar solo los relacionados con el puesto. El seleccionador deducirá que si el candidato es licenciado, habrá ido al colegio, al instituto…
Dar por supuesto. En el estilo de redacción, también hay que evitar expresiones ambiguas como "Podría desempeñar tareas…", además de dar por hecho que se tienen cualidades imprescindibles como "ética profesional" o "habilidades de comunicación", por lo que conviene pasar por alto estas cuestiones en el currículo.
Datos personales, los justos. Las circunstancias vitales no hay que ponerlas por escrito. Solo si la empresa se interesa, el candidato puede confesar su estado civil, hijos a su cargo, edad, etc.
Ahorrarse la firma. El documento debe contar con un título, que puede ser el nombre y los apellidos del candidato o, simplemente, 'Currículum vítae'; y no es necesario firmarlo al final: no está bien visto en el mundo laboral. La rúbrica de la carta de presentación se considera suficiente.
Organizado por bloques. Para llamar la atención de la compañía, mejor arriesgarse a ser superoriginal en otro asunto que no sea la estructura del currículo. Un modelo sencillo y bien esquematizado proporciona una imagen formal del aspirante. El documento puede hacerse más visual organizado por bloques: datos personales, objetivos y experiencia profesional, formación y aspectos de interés (este último para detallar algún dato concreto).
Diseño sencillo. En la presentación, no hay que abusar de las palabras en negrita o en cursiva, ni imprimir el currículo en un papel de colores. El formato de una hoja DIN-A4 en blanco es el más adecuado. Del mismo, el candidato debe entregar un original mecanografiado y con foto de carné.
Error imperdonable. Las faltas de ortografía o gramaticales admiten pocas disculpas. Revelan descuido por parte del candidato, que no ha revisado el currículo lo suficiente, o no ha pedido opinión a terceros para mejorar su presentación. Se acumulan así muchas papeletas para que el documento acabe en la 'papelera de reciclaje'.
A partir de este currículo como base, pueden hacerse cambios para ajustarlo según el puesto ofertado por cada empresa. Se trata del margen de 'marketing' del que dispone cada candidato para demostrar que es la persona adecuada para desempeñar un trabajo.
Varias posibilidades para que puedas hacer tu currículum vítae.
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Fuente
muy logrado, si señor ...
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