Es difícil de explicar cómo los incompetentes que hacen quebrar una empresa y arruinan a miles de personas se llevan varios millones de euros de recompensa.
La gravedad de los últimos acontecimientos en el sistema financiero ha reflotado la dudosa legitimidad de los contratos blindados.
Se negocian compensaciones pensando que todo va a funcionar y, se aplican indistintamente si hay beneficios millonarios o pérdidas.
Los acontecimientos, deben hacer reflexionar sobre una imprescindible reforma de la distribución de ganancias y, reducir el desequilibrio salarial de las bajas y altas retribuciones.
Al igual que, cuando las cosas van mal no se puede cargar todo el peso sobre los empleados.
En época de bonanza no es justo que las ganancias solo se repartan entre los altos ejecutivos.
En las inmediatas horas, el mundo de los negocios está pendiente de la aprobación del plan de rescate en EEUU para ayudar a entidades financieras. Los impuestos del conjunto de los ciudadanos, han de tapar los mayores agujeros de bancos dedicados al tema hipotecario. Ahora el coste del gigantesco flotador va a cargo del contribuyente, los verdaderos perjudicados de la avaricia estos depredadores de poder y dinero.
El argumento de los responsables es ayudar a los enriquecidos y especuladores, “por el bien general, en prevención de un desastre mayor”.
El crecimiento del crédito y el dinero fácil ha terminado y hace tambalear las cotizaciones bursátiles. Medidas “excepcionales” para situaciones excepcionales. Esta crisis económica requiere reflexionar sobre todo lo que ha fallado en el sistema financiero mundial.
El ciudadano que sufre constantes subidas en, los servicios básicos, la alimentación, el transporte, la hipoteca…, este sacrifico por el bienestar común solo lo entiende como una farsa para ayudar a los poderosos.
La crisis financiera va a reducir la cantidad de dinero en circulación, el crédito a las empresas y familias, con efectos contractivos sobre la producción y el empleo.
Al parecer se da por supuesto que, la factura de economía familiar se puede aumentar sin provocar desajustes importantes, porque tiene recurso reguladores naturales para no quebrar.
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